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MANO A MANO CON EL TAJO


Localizacón: Porto de Muge
Punto de partida de la ruta: la plaza que hay junto al puente Rainha Dona Amélia
Coordenadas GPS (WGS84): 39.106994, -8.738627
Tipo de ruta: lineal
Nivel de dificultad: fácil
Extensión: 7,3 kilómetros 
Duración Aproximada: 3 horas
Subida Total: 33 metros
Descenso Total: 36 metros
Altitud Máxima: 11 metros
Altitud Mínima: 3 metros
Época Recomendada: Todo el año 

Una ruta lineal por la orilla del mayor río ibérico. El Tajo nace en España, en la sierra de Albarracín, en Aragón, y tras un viaje de más de mil kilómetros, desemboca en el océano Atlántico. Su cuenca hidrográfica es la tercera de la península por tamaño, detrás de las del Duero y el Ebro. Según el poeta romano Silio Itálico, Tago, tal como llamaban al Tajo, sería el nombre de un rey ibero que acabó cruelmente asesinado por Asdrúbal, el comandante de las tropas cartaginesas de Hispania. En Portugal, este río tiene varios afluentes: en la orilla izquierda, los ríos Sever, Sorraia y Almansor, y en la orilla derecha, el Erges, el Ponsul, el Ocreza, el Zêzere, el Alviela y el Maior. Desde los albores de la humanidad, el hombre sintió la necesidad de asentarse en las inmediaciones de los ríos, ya que eran importantes vías de comunicación, fuente de alimento y un inagotable suministro de agua. Por este motivo, a lo largo de esta ruta visitaremos tres núcleos de población.

La ruta se inicia en Porto de Muge, en el dique que hay junto al puente Rainha Dona Amélia, y sigue corriente abajo, siempre en paralelo al río, hasta las aldeas de Valada y Reguengo, para terminar en la comunidad «avieira» de Palhota.

El dique es una obra de ingeniería que permite contener el agua en durante las frecuentes crecidas del río. Aquí se lo conoce popularmente como «tapada», ya que sirve para tapar el paso de las aguas. A este itinerario ribereño también se le conoce como la Ruta de la Tapada. Desde el punto de partida, avance siempre sobre el dique a lo largo de dos kilómetros. Comprobará que algunos tramos están pavimentados, mientras que otros son senderos rodeados de vegetación. Cuando encuentre una valla que le impide el paso, rodéela por la derecha siguiendo el camino de tierra otros doscientos metros. Pasada esta captación de agua, cruce la carretera y regrese al sendero que hay sobre el dique. Continúe otros novecientos metros, hasta la aldea de Valada.

En este tramo se pueden ver águilas pescadoras (Pandion haliaetus), unas aves que se alimentan, tal como sugiere su nombre, con los peces que atrapan al vuelo. En el horizonte se divisa la torre de la iglesia parroquial de Valada, una construcción que se remonta a 1211, durante el reinado de Alfonso II de Portugal. Se construyó en honor de Nuestra Señora de la Expectación, su patrona, y su interior está formado por una nave con techo de madera. Cuenta con una pila bautismal del siglo XVI. En la sacristía existe una representación de Nuestra Señora de la O. El retablo, de estilo renacentista, está formado por cuatro pinturas dedicadas a la Anunciación, la Visitación, la Adoración de los Ángeles y la Presentación en el Templo.
Continúe por el dique otros seiscientos metros, para atravesar toda la aldea. A su izquierda verá la ribera del río, y a su derecha queda el caserío. Al encontrar una carretera empedrada que cruza sobre el dique, gire a la derecha y luego a la izquierda. Camine por el arcén de la carretera unos quinientos metros, hasta encontrar a su izquierda un camino de tierra. Aquí retome el sendero a lo largo del dique, y avance siempre de frente otros mil cuatrocientos metros, hasta llegar a la aldea de Reguengo. Encontrará una bifurcación de dos carreteras asfaltadas. Siga de frente otros cien metros, cruce la carretera y baje por una rampa que da acceso a una calle que corre pareja a la carretera principal, muy estrecha en este tramo.

Al final de esta calle que acompaña al tradicional caserío, al cabo de unos doscientos metros suba una escalera, cruce la carretera y la construcción existente en frente y continúe avanzando por el camino de tierra. Tras unos mil quinientos metros, llegará a Palhota, un lugar famoso por sus típicas construcciones de colores llamadas casas avieiras.

La aldea fue creada por familias oriundas de Vieira de Leiria que se desplazaron hasta aquí en busca de sustento. Estos desplazamientos, que empezaron siendo estacionales, dieron lugar, ya en el siglo XX, al asentamiento definitivo de diferentes familias a lo largo de las márgenes del Tajo. Estos pescadores adaptaron las embarcaciones que utilizaban en el mar para poder utilizarlas en el río, en donde empezaron a llamarse bateiras. Aquí trabajaban en la pesca tanto los hombres como las mujeres. Las mujeres remaban y gobernaban el barco, mientras los hombres atendían las redes y manipulaban las artes de pesca.

Este pueblo se construyó en una de las islas fluviales del Tajo llamada Mouchão das Casas Altas, y constituye uno de los legados más importantes que dejó la presencia humana en este río.

En su totalidad, el conjunto no supera la docena y media de hogares dispuestos en dos filas paralelas al curso del Tajo y separadas por un camino de tierra batida llamado Rua Principal. Estas casas confieren una fuerte identidad arquitectónica a la cultura «avieira», y representan el testimonio de un modo de vida que se encuentra en vías de extinción.

Termine la visita en el muelle, disfrute de la sombra de los sauces y de las vistas del río, y prepare su regreso siguiendo el mismo itinerario que le trajo hasta aquí. 
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