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Historia y cultura


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UN HOGAR PREHISTÓRICO


Algo tiene este lado del Tajo para que desde la prehistoria los humanos lo hayan elegido como su hogar.

Alentejo es el lugar donde nuestros antepasados europeos erigieron sus crómlech, sus pinturas rupestres, sus neolíticos lugares espirituales y su casa. El lugar en el que el hombre neolítico decidió dejar de vagar para establecerse.

Alentejo tiene una de las mayores concentraciones de dólmenes y menhires neolíticos en Europa (hay más de 150 monumentos alrededor de Évora solo). El Crómlech de los Almendres es el más famoso y precede a Stonehenge por unos 3.000 años. Fue descubierto en la década de 1960 y se puede ver sin multitudes cuando el sol se pone.

Otros monumentos prehistóricos notables son el Anta Grande do Zambujeiro (el dolmen más grande de Portugal), el Menir da Meada, en Castelo de Vide (el más alto de la región ibérica, con 7 metros) y los megalitos de Portalegre y Reguengos. 


EL ALENTEJO ROMANO


Durante más de 700 años, desde el siglo II antes de Cristo, los romanos eligieron los distintos territorios de Alentejo para establecer uno de sus graneros fundamentales.

Cereales y recursos mineros salieron de aquí con destino a todo el imperio romano y a cambio extendieron por la región sus avances agrícolas y mineros, sus villas que dominaban grandes latifundios, sus ciudades con templos, calzadas, acueductos y teatros, y lo más importante de todo: una cultura que está en las bases de la manera de vivir en la región. 

Hoy en día, los restos romanos se encuentran dispersos por Alentejo.

Évora es rica en historia con su templo romano, que data del siglo I, aún en pie en el foro.
Sus murallas romanas, originalmente de 2 km de largo, todavía se pueden ver junto con unos lujosos baños descubiertos en 1987.

También fueron importantes Miróbriga, con su foro, dos templos y baños, así como la ciudad romana "perdida” de Ammaia, cerca de Marvão, y el complejo de producción de conservas y salsa de pescado de Troia. Destacan villas como Torre de Palma en Monforte y São Cucufate, en Vidigueira, así como los importantes restos de la villa romana de Pisões,
en Beja, que ofrecen una vista a la vida cotidiana del siglo primero. 

ARTESANÍA, RIEGO Y NAVEGACIÓN ÁRABES


Tan vecinos de Alentejo como los romanos, los árabes llegaron a la región en el siglo VIII y se establecieron hasta 1249, cuando la reconquista finalmente los expulsó. Mejoraron aún más las técnicas de riego, introduciendo cultivos como el arroz, la almendra, la naranja y el limón, que a su vez condujeron a neologismos en la lengua portuguesa y al desarrollo de las nuevas tradiciones culinarias que prosperan hasta nuestros días.

Este período vio un auge en la artesanía artística, con la producción de azulejos de cerámica decorada y otras actividades artesanales como el tejido de tapices y alfombras.
Los árabes introdujeron técnicas de navegación que más tarde permitieron a los exploradores portugueses redibujar los límites del mundo. Pocas fortificaciones de estilo islámico sobreviven, aunque son muy  ignificativas. Uno de los restos moriscos más conocidos es la iglesia de Mértola, donde las esbeltas columnas, las puertas islámicas en forma de "ojo de cerradura” y la arquitectura muestran que una vez fue una mezquita, en el siglo XII.


EL ARTE DE LA EDAD MEDIA Y EL RENACIMIENTO


La reconquista cristiana del siglo XII en Portugal dio paso a un periodo de paz que alumbraría los descubrimientos del Nuevo Mundo, y más tarde el boom del oro en Brasil.
Si Dias abrió el camino para la Edad de Oro, rodeando el Cabo de Buena Esperanza en 1487, Vasco da Gama llegaría 10 años después a India, poco antes de que Cabral desembarcara en Brasil. Entre 1519 y 1521, Magallanes y Elcano circunnavegan el globo y pronto Portugal tiene colonias desde el Amazonas a la Argentina, y desde Kerala a Bangkok.
El comercio mundial que supuso trajo a Alentejo palacios renacentistas, conventos y bellas Iglesias manuelinas, barrocas y rococó. Évora, la capital de la región, estaba en su apogeo como la residencia de los reyes portugueses.
El medievo no fue aquí la época oscura que se suele pintar en Europa, e innumerables ejemplos de esa época y el Renacimiento bien merecen una visita, como Portalegre, Arronches, Évora, Redondo y Vila Viçosa. Los castillos del siglo XIV de Beja y Estremoz son fascinantes, así como las fortificaciones en forma de estrella en Elvas, el castillo circular de Arraiolos y las ciudades fortificadas de las colinas de Marvão y Monsaraz.
Évora es un tesoro de visitas obligadas. La capilla de los huesos del siglo XVII, forrada de calaveras, es tan macabra e inquietante como hermosa.